Cultivos adaptados a distintos tipos de suelo y clima, como los trigos blandos y los triticales, ofrecen soluciones versátiles para la producción agrícola. Aportan buen rendimiento, estabilidad y calidad en usos tanto panaderos como forrajeros. Su comportamiento equilibrado y rusticidad los hacen adecuados para sistemas convencionales y sostenibles.

Variedad tradicional del suroeste español, adaptada al clima mediterráneo. Destaca por su resistencia a enfermedades y buen rendimiento panadero gracias a su equilibrio entre proteína y fuerza.

De origen andaluz, el Jerezano se adapta bien a zonas cálidas. Su grano dorado y calidad molinera lo hacen ideal para harinas tradicionales.

Robusto y precoz, el Tejada ofrece buenos rendimientos y tolerancia a enfermedades. Su grano denso es ideal para productos integrales y ecológicos.

Con alto potencial productivo, el Antequera responde bien al manejo técnico. Produce espigas compactas y grano de calidad en cultivos extensivos.

Trigo versátil y resistente a la roya. De ciclo medio y comportamiento equilibrado, es ideal para sistemas de cultivo convencionales y sostenibles.

Moderno y vigoroso, el Imperioso destaca por su alto contenido proteico y rendimiento. Muy valorado en panificación y pastas de calidad.